POR ATILIO BORON 
La desfachatez británica no sorprende, es fiel heredera de su tradición 
colonialista. Ahora bloquea la sede de la embajada del Ecuador en Londres y 
amenaza con secuestrar a Assange, sacándolo por la fuerza de la embajada 
ecuatoriana. Se comporta como un verdadero "estado fallido", colocado al margen 
de la legalidad internacional, pisoteando un principio elementalísimo como la 
inviolabilidad de las embajadas, que son como si fueran territorios del país que 
allí tiene su representación diplomática. ¡Ni asesinos tan connotados como 
Pinochet y Videla hicieron eso! Replicarían lo que hizo Uribe al violar las 
fronteras colombo-ecuatorianas y bombardear en territorio ecuatoriano a un 
campamento fugitivo de las FARC. 
 
Esta bravuconada es la misma que lleva al Reino Unido, un país endeudado 
hasta el tuétano y que camina al filo del abismo, a realizar un grotesco 
despliegue de fuerza enviando naves de guerra de última generación a su 
emplazamiento colonial en las Islas Malvinas. Y Washington, a su vez, quiere 
propinar un "escarmiento ejemplar" al responsable por las Wikileaks, que reveló 
las turbias maniobras y la repugnante inmoralidad del imperio y sus acólitos en 
América Latina y otros países. 
 
Para el imperialismo lo de Assange es imperdonable: por eso montarán un 
juicio farsesco (para lo cual son especialistas) y o bien lo enviarán a una 
cárcel de máxima seguridad para que se pudra hasta el fin de sus días, o a un 
establecimiento carcelario para que alguno de los internos lo acalle para 
siempre de una puñalada. 
 
Debemos rechazar esta maniobra y exigir que Assange pueda viajar al Ecuador. 
¡Solidaridad total con el valiente gobierno del presidente Rafael Correa y con 
Julian Assange! 
 
REINO UNIDO: "ESTADO CANALLA" 
 
 
Desde finales del siglo pasado la expresión "estado canalla" ganó creciente aceptación en la opinión pública internacional. Impulsado por la maquinaria propagandística estadounidense, el concepto tenía por objetivo satanizar a los países hostilizados por Washington con la evidente intención de justificar las agresiones del imperio. Se incluía en esa lista a Afganistán, Corea del Norte, Cuba, Irak, Irán, Libia, Serbia-Montenegro, Sudán y Siria. En la actualidad el listado se redujo a cinco, porque gracias a las políticas de promoción de "cambios de régimen" (eufemismo para evitar decir "abierta intervención de EEUU") Afganistán, Irak, Libia y Serbia-Montenegro fueron incorporados a la categoría de naciones democráticas. Sudán, a su vez, fue partido en dos y la región rica en petróleo se convirtió en Sudán del Sur; el resto sigue siendo un "estado canalla".  
 |  
 
Pero las vueltas de la historia, o la "astucia de la razón" hegeliana, 
hicieron que hoy ese término se vuelva contra su creador. Los estigmatizados lo 
eran porque por su presunta violación de los derechos humanos, su apoyo al 
terrorismo y sus armas de destrucción masiva constituían letales amenazas a la 
comunidad de naciones. ¡Cuba, la mayor exportadora mundial de maestros y médicos 
sigue en esa lista de la infamia hasta el día de hoy! En síntesis, eran 
gobiernos que violaban la legalidad internacional y, por eso mismo, la 
obligación de Estados Unidos y sus aliados era acabar con ese flagelo. Sin 
embargo fueron dos eminentes intelectuales estadounidenses, Noam Chomsky y 
William Blum, y un cineasta como Oliver Stone, quienes dieron vuelta como un 
guante el argumento de la Casa Blanca al fundamentar las razones por las cuales 
el principal "estado canalla" del planeta y la mayor amenaza terrorista a la paz 
mundial no era otro que Estados Unidos.
 
El Reino Unido no le iba en zaga como "estado canalla", pero en los últimos 
tiempos hizo méritos más que suficientes para compartir el podio con su vástago 
del otro lado del Atlántico. La evidencia es abrumadora, y si algo faltaba a sus 
reiteradas manifestaciones de desprecio ante la legalidad internacional 
representada por las resoluciones de la Asamblea General y el Comité de 
Descolonización de las Naciones Unidas en el caso de las Islas Malvinas (amén de 
otros 9 casos más, sobre un total de 16), la actitud de Londres en relación a 
Julian Assange despeja cualquier duda en la materia. Podría decirse que con la 
gestión de David Cameron el RU se convirtió en un auténtico "violador serial" de 
leyes y tratados internacionales. Bravuconadas como el envío del destructor 
Dauntless a las Malvinas empalidecen ante la denuncia del canciller ecuatoriano 
Ricardo Patiño afirmando que el gobierno británico transmitió a Quito una 
"amenaza expresa y por escrito de que podrían asaltar nuestra Embajada de 
Ecuador en Londres si no entregan a Julian Assange." El Secretario de Asuntos 
Exteriores del RU ratificó posteriormente esa amenaza, violatoria de la 
Convención de Viena que establece la inviolabilidad de las sedes diplomáticas 
(extensiva a la residencia de los embajadores, los automóviles de las embajadas 
y las valijas diplomáticas), cosa que ni siquiera dos sanguinarios dictadores 
como Jorge R. Videla y Augusto Pinochet se atrevieron a violar. Recuérdese que 
el ex presidente Héctor Cámpora estuvo refugiado en la embajada de México en 
Buenos Aires durante cinco años y cuando obtuvo el asilo político salió del país 
sin ser molestado. Londres, en cambio, aseguró que pese a que Ecuador ya 
concedió el asilo a Assange no lo dejará salir de la embajada, transgrediendo lo 
que explícitamente establece la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados 
que el RU firmó pero ahora desahucia en la práctica con su desobediencia. Es que 
el delito cometido por Assange al hacer públicos las trapisondas y los crímenes 
cometidos y mantenidos en secreto por el imperio es imperdonable. En 
consecuencia, Estados Unidos ha movilizado sus fuerzas a nivel mundial para 
atraparlo, aunque sea violando todas las leyes y tratados internacionales y 
atropellando todas las libertades y derechos humanos, para darle el escarmiento 
que se merece. La prensa hegemónica de todo el mundo aplaude la "valentía de 
Londres". Es que el RU es un dócil peón de la estrategia imperial, como también 
lo es el actual gobierno sueco y, peor aún, el de Australia, país del cual es 
originario Assange y que se desentendió escandalosamente del caso. Claro, en 
Noviembre del 2011 Barack Obama anunció que enviaría una dotación de 2.500 
Marines a una nueva base a inaugurarse en Camberra, Australia, como primer paso 
de una estrategia mucho más ambiciosa para contener desde ese país al 
"expansionismo chino". Ante eso, ¿cómo podría el gobierno australiano 
preocuparse por la suerte del más famoso de sus ciudadanos? 
 
Buenos Aires, 17 de agosto de 2012.  
 | 
No hay comentarios:
Publicar un comentario