Estos días se está difundiendo por los medios de comunicación el llamado que hace la ONU al vaticano sobre su responsabilidad sistemática en permitir y ocultar el abuso sexual a menores de edad por parte de sacerdotes. (VER)
En respuesta a las solicitudes de
la ONU el Vaticano sostiene que las tomara en cuanta, pero que en algunos
apartados estas contradicen o interfieran con su doctrina.
El Vaticano es un Estado y como
miembro de la ONU y firmante de diversos convenios internacionales, como
el Convención de la ONU sobre los
Derechos del Niño, debe respetarlos y en caso contrario debería ser sancionado
internacionalmente.
Ahora bien, argumentar que estos
convenios contradicen la doctrina de su religión oficial, no puede justificar
su no cumplimiento, en este sentido, el camino que debería seguir, si fuera consecuente,
es la denuncia de los tratados internacionales firmados, el excluirse del ámbito
de la comunidad internacional y el aceptar su rostro de régimen totalitario, teocrático
y criminal, ubicándose al lado de las dictaduras teocráticas islámicas y los regímenes
totalitarios como el norcoreano, al fin y al cabo ni los unos ni los otros
respetan los derechos humanos.
La ambivalencia del Estado Vaticano
como entidad política y de la Santa sede como autoridad religiosa para los católicos,
que hace del señor Francisco a la vez jefe de estado y jerarca religioso, no
puede servir para disminuir la responsabilidad que como Estado y como organización
religiosa tienen en hechos tan atroces como la violación de niños.
SI Vaticano es un Estado y como tal
ha actuado ocultado crímenes que cometen sacerdotes en otros Estados, es claro
que esta agrediendo la soberanía de esos países y se ha convertido en un Estado
criminal, pues no veo mayor diferencia en que un Estado oculte terroristas extranjeros
o propios a que otro Estado (el Vaticano) oculte violadores.
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