Lastimosamente
este principio se ve violado en hospitales, notarias, centros administrativos y
colegios del todo el país, donde personajes, en ejercicio de su función pública,
permiten o incentivan actos con carga religiosa (rezos, oración,
consagraciones, misas), gastan dineros públicos en favor de una doctrina
religiosa y disponen espacios en edificios estatales para el culto y la ubicación
de imágenes y textos tendientes a la difusión y promoción de una
doctrina religiosa particular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario