agosto 03, 2012

El vaticano, mas perdido que gusano en fruta de plastico

En su afán de acercar a los pueblos a la iglesia, el vaticano viene desde hace unos años desarrollando una campaña de mercadeo religioso, en la cual anda buscando por todos lados gente para beatificar (andan en promoción);  los creyentes por su parte se sienten cual en reality al ver que un personaje de su población es candidato a beato o a santo, mandan cartas, celebran misas , hasta hacen marchas para que el benevolente vaticano escoja a  su personajillo y le de tan honorable titulo… basta recordar la alharaca cuando beatificaron al padre Marianito.
Es tal el afán que ni se fijan siquiera con el suficiente cuidado a quien santifican.  En un pueblo de España, por tratar de Santificar a un cura muerto del bando nacionalista durante la guerra civil, casi le dan el titulito a un Republicano y Ateo, al punto que su hija tuvo que demostrar que su padre nada tenia que ver con la iglesia, que no era nacionalista y que era Ateo.
Además de la risible confusión, es curioso que ande la iglesia buscando en los pueblitos españoles muertos del bando nacionalista para santificar: continúa justificando, después de más de70 años del fin de la guerra civil española, a los golpistas que organizaron un gobierno fascista, dictatorial y violador de los derechos y libertades de la población. (como de costumbre concubina de los poderosos)





La Iglesia católica ha iniciado el proceso de canonización de los religiosos muertos en la Guerra Civil y una coincidencia de nombres ha llevado a esta curiosa confusión. El lío, que apenas se solucionó hace una semana, comenzó hace tres meses, cuando la oficina del Vaticano llamó a Pepita Pla con la intención de beatificar a un hombre que llevaba el mismo nombre y apellidos que su padre, un republicano que llegó a ser encarcelado por los franquistas en Zaragoza y Madrid.
"Me llamaron por teléfono y primero pensé que era una broma", relata esta vecina de Santa Bàrbara. "La primera vez les colgué casi de malas maneras. Pero, a partir de entonces, empezó a llamar el mosén del pueblo". Después de tres meses de tira y afloja, Pepita Pla y su hermano han tenido que aportar las partidas de nacimiento y defunción de su padre.
"Por suerte lo hemos podido solucionar, pero hemos tenido que demostrar que mi padre tuvo familia, que no tenía nada que ver con la Iglesia y que nosotros nacimos pasada la guerra", relata Pepita en tono de broma, ya aliviada.
En la resolución del entuerto ha actuado de intermediario el cura del pueblo, ante el cual han firmado la veracidad de la documentación.
Los dos hombres, con el mismo nombre, eran naturales de Santa Bàrbara y llevaron vidas paralelas
"Mi padre era republicano, pero no era de los fanáticos. Era muy buen hombre. Lo tuvieron encarcelado hasta que acabó la guerra. Primero se lo llevaron a Alcanar (Tarragona), después a Zaragoza y también a Madrid, y tras la guerra volvió a casa. Tenía fama de muy trabajador. Nunca hizo daño a nadie", relata su hija. Tanto es así que Josep Pla Arasa, herrero de profesión, llegó a construir el andamio sobre el que se colocó el Generalísimo en su visita a las Tierras del Ebro en plena dictadura.
El mosén al que en realidad se quiere beatificar, también de nombre Josep Pla Arasa, era, como el herrero, originario de Santa Bàrbara, aunque era conocido como "mosén Flores". "Recuerdo que cuando era pequeña, delante de la iglesia del pueblo, había un cartel con un listado de los nacionales que mataron en la guerra y había uno que se llamaba igual que mi padre. Él siempre decía: ¡No! ¡No soy yo!, cuando le preguntaba".
De hecho, por lo que ha revelado la investigación, los dos hombres llevaron vidas paralelas, pues ambos estuvieron en Zaragoza y Madrid.
Desde hace algunos años, la Iglesia ha iniciado un proceso de beatificación de los sacerdotes muertos en la guerra y, en concreto, en Santa Bàrbara se beatificaron dos: Josep Pla Arasa y José Tarin.


Fuente: Publico.es

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