septiembre 22, 2012

Dando gracias en la mesa


Es muy común, por lo menos en mi país, que personas con la mayor seriedad y rostro compungido sostengan que es PECADO botar la comida;  muy devotos estos personajes encuentran un particular indicio de malevolencia en desperdiciar lo que otros pueden necesitar, sin embargo, esas “buenas intenciones” son tan fútiles como el orar por alguien: son inocuas y, por demás ridículas.  ¿Acaso esa comida que yace como desperdicio en la cesta de basura si me la hubiera tragado todita hubiera alimentado a alguien? Ó ¿acaso las oraciones del creyente por la suerte de los millones de niños que sufren de hambre ayuda en algo a alguno de ellos? Obviamente no. (Jesus Villa)

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