Educación laica, el estado no debe financiar la educación religiosa

La existencia de educación religiosa subvencionada por el estado y más si esta es claramente doctrinal como sucede en muchas instituciones educativas de Colombia, es una clara violación al principio laico del Estado.

En nuestro país los estándares y lineamientos curriculares que se manejan en la asignatura de religión son fruto de una propuesta de la iglesia católica y, en la práctica, es común observar que esta asignatura se imparte con líneas claramente determinadas por una confesión particular; así lo he constatado al leer un buen número de planes de área de educación religiosa; y aunque hay felices excepciones de instituciones y docentes que no asumen posiciones doctrineras, la verdad no parecen ser muchas.

En mi opinión la educación religiosa se debe impartir en el seno de la familia y en las iglesias, de tal forma que cada persona o grupo de personas que decida educar a sus hijos en el marco de una fe particular lo haga bajo su propia responsabilidad y financiamiento.

Esta semana he leído la noticia de que en Holanda dejara el estado de pagar los profesores de religión, noticia referenciada en el portal INFO CATOLICA, donde se presenta como el resultado de la política de recortes al gasto del gobierno.

Más allá de cual sea el motivo, me ha parecido interesante el pequeño resumen que se presenta en el sitio sobre el proceso de desacralización de la educación europea, que paso a citar:

(Vatican Insider/InfoCatólica) Hasta hace 50 años, el catolicismo holandés parecía tener fuertes raíces y una considerable presencia misionera. En 2009, el periódico italiano «Avvenire» publicó una sorprendente investigación relacionada con la Iglesia holandesa. Elcardenal Adrianus Johannes Simonis, arzobispo de Utrecht y primado de Holanda de 1983 a 2007 (además de gran amigo del Papa Wojtyla) denunció que vivía en un país en el que el 41% de la población declaraba no tener ningún credo religioso y en el que el 58% ya no sabía qué era la Navidad. Una Iglesia en la que, escribía «Avvenire»: «hay dominicos y jesuitas que teorizan y ponen en práctica Misas sin sacerdocio ni sacramento cristiano, en las que son los presentes los que consagran colectivamente». Es decir, el recorte holandés del financiamiento público a los profesores de religión es el último reflejo de una sociedad desacralizada.

En Europa, la enseñanza de la religión está muy difundida, pero no se trata de religión católica o de una determinada religión en todas partes: este caso se verifica solo en 6 países, para la religión católica; en dos para la religión ortodoxa (Chipre y Grecia); y en uno para la religión islámica (Turquía). En doce países la enseñanza es más bien multirreligiosa, tanto en el sentido de que prevé muchas confesiones, como en el sentido de que prevé disciplinas interconfesionales (en Suecia, Reino Unido y en algunos cantones suizos). En dos países europeos (Bélgica y en las escuelas secundarias croatas) la enseñanza de la religión es una materia opcional, que puede ser sustituida con clases de ética o de moral.

Los títulos exigidos para enseñar religión son: en once países, la licenciatura o diplomas en teología o ciencias religiosas; en 15 países es suficiente un certificado eclesiástico. En Bulgaria y en la región francesa de Alsacia-Lorena, la enseñanza de la religión es impartidaexclusivamente por personal religioso (diáconos, pastores, catequistas).

Hay sólo tres países en los que no se imparte religión en las escuelas: Francia (excepto la región de Alsacia-Lorena), Hungría (en donde la religión es una materia extra-escolar) yEslovenia. Hay también algunos países en los que la religión se enseña solo en algunas regiones o escuelas (como en Suecia), cantones (Suiza) o grados escolares (como las secundarias búlgaras). En 17 países europeos se habla del control estatal sobre la enseñanza de la religión. En Italia y en España el nombramiento es responsabilidad de los obispos. En Grecia los enseñantes de religión también son empleados públicos.

En nuestra crédula porción del mundo estamos muy lejos de esto, aún existe el área de educación religiosa, y además de existir, en muchas instituciones públicas, está al servicio de una doctrina específica: la católica.

Es de esperar, pese a este panorama, que se empiecen a cumplir las normas que prohíben que la catedra de religión se convierta en una clase de catecismo, que la primacía de la doctrina católica valla siendo reemplazada por una enseñanza más abierta y centrada en el análisis histórico, antropológico, sociológico y filosófico del fenómeno religioso,  en tanto fenómeno humano y social, como lo vienen haciendo muchos de los nuevos docentes que al arribar a la enseñanza de esa área del conocimiento con formación en disciplinas diferentes a las “licenciaturas en educación religiosa” cuentan con un sustento académico muy diferente a la doctrinera formación de los viejos docentes de religión.

Finalmente vale la pena insistir en que es necesario avanzar en nuestro país en la desacralización de la educación y en la garantía plena de una educación laica.